Comenzamos el recorrido en la iglesia de San Pedro (1), junto al ayuntamiento. Detrás de un pequeño grupo de casas está el lavajo que dio nombre al pueblo y que debió ser mucho más extenso. Hacia 1980 el Ayuntamiento desecó gran parte con objeto de construir algunas viviendas, y el juego de pelota, al que rodeamos para incorporarnos a la avenida de la Fuente del Cura. Poco después dejamos un camino que baja directo a esta fuente, para continuar unos metros hacia el siguiente desvío a la izquierda, hasta la fuente del Cordel (2). Su agua era especialmente apreciada para cocer los afamados garbanzos. Aquí da comienzo el arroyo del Cordel, por el que transitaba el ganado por la Cañada Real Leonesa Oriental, a la que nos incorporaremos siguiendo el vallejo. Poco después, un ramal a la izquierda indica la dirección a la fuente del Cura (3). Regresamos a la Cañada y avanzamos hasta un nuevo desvío al Pozo Muñico (4), en el que encontramos un brocal de granito pentagonal. De nuevo en la Cañada avanzamos por un encinar rodeados de jaguarzo, retama y jara, hasta la carretera que cruzamos con precaución y, paralelos a ella, nos dirigimos al arroyo de la Magdalena. Lo cruzamos para entrar en el MUP 243, denominado El Cristo y la Magdalena. Al llegar a un cerramiento ganadero, nos desviamos a la izquierda hacia el arroyo que cruzamos por un puentecillo, para llegar a la fuente del Cristo (5) muy cerca de las ruinas de la ermita del Cristo. Regresamos al camino y aguas abajo cruzamos el arroyo para entre campos cultivados incorporarnos de nuevo a la Cañada Real. Siguiendo la señalización nos dirigimos a la Huerta de Blas (7) desde donde iniciaremos el camino de regreso por un encinar, ascendiendo suavemente paralelos a la valla de la finca de Torrelara. Pronto llegaremos al alto que dominan los campos de cultivo (8) (9) y desde el que disfrutaremos de las increíbles vistas de las sierras de Guadarrama y Malagón y, siguiendo su silueta, regresaremos a Labajos.